Trotaba cada mañana como siempre, Platero, torpón como él
solo… en busca de las naranjas que caían del árbol que había detrás del porche
de casa de mi abuelo. Con su morrito gris, de bigotes blanquecinos, arremetía
contra el tronco haciéndolas caer, mientras yo las recogía del suelo para
dárselas le decía:
-¡Platero, como salga el abuelo vas a correr!
Bajamos al río por
el campo de trigo y se azotaba con la cola al rozar las espigas sobre su lomo. Cuando
llegábamos siempre bebía el agua fría y lamía las piedras mojadas que
sobresalían en la orilla, después se rebozaba en ella como si fuera lo que
llevaba esperando todo el día, me miraba fijamente y se sacudía torpemente
mojándome parte del pelo y la cara. Echaba a trotar para descansar un rato,
apoyaba mi cabeza cerca de el y escuchábamos el sonido del manantial y a los pájaros
cantar.
Sheyla. J Educación Base 1
No hay comentarios:
Publicar un comentario