Platero y él

Platero y él

martes, 11 de marzo de 2014

PLATERO

Dos carros no dejaban ver las cuadras y atados a los ejes dos perros, un pastor alemán belga y a la parte izquierda una perra grande de cazar conejos. Era imposible entrar al pesebre sin pasar por el medio de ellos. A nosotros nos conocían, en el suelo había cazos de aluminio, tenían agua y pienso. Al fondo, a la parte izquierda, está un burrito gris y blanco atado al pesebre . No es alto pero se le sobresalían las orejas bien plantadas, como dos cirios.
Al instante,salió al corral mi abuelo, un hombre mas bien bajito, gordo como un tonel de vino, con sus gafas de cristales gruesos que nos miro y dijo:
-Jesús mira que burro te he comprado.
Con esa inocencia que tiene un niño y tratándose de mi abuelo me lo creí.
Al día siguiente, nada más levantarme corrí hacia las cuadras me quede detrás del burro puesto que tenia miedo de que me diera un par de coces. Él sin girar el cuello, con esos ojos tan grandes me miro y giró las orejas, un largo rabo le llegaba casi a los cascos y un olor de alfalfa invadió la cuadra. Me tumbé en la hierba fresca y dos enormes relinchos entraron por mis pequeñas orejas fue cuando mi abuelo apareció detrás de mi con un andar tosco.
-Vamos a enganchar los caballos al carro y saldremos a pasear, me dijo. Al terminar me subí al burro inmediatamente después, de darle agua a los animales le pregunte como se llamaba el burro y me dijo que si llamaba PLATERO.  



Jesús Jordán Alcañiz  


E.B.2

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