Platero y él

Platero y él

domingo, 2 de marzo de 2014

SALVANDO A PLATERO

Siempre he querido una mascota, poder acariciarla, cuidarla, darle mimitos. De pequeña no me dejaron tener porque la casa era muy estrecha. Y hoy que me he independizado me prometí que iría en busca de mi fiel compañero.

De camino a través de la ventana de mi coche vi a lo lejos una silueta que se movía muy agitado entre los matorrales y escuché un fortísimo rebuzno que me impidió seguir adelante.

Y allí lo vi con su patita doblada atrapado entre las rocas,con una mirada asustada sin parar de gemir impidiéndome que me acercase.

Con un tono calmado y suave logré tranquilizarlo pudiéndome acercar poco a poco quedándome impactada cuando vi su lamentable estado. Estaba tan delgado que se le marcaban las costillas, su pelo grisáceo a trasquilones con muchas heridas por el cuerpo, lleno de moscas... Pude quitarle las rocas de su pata y quiso salir corriendo y sin conseguirlo cayo al suelo, arrodillada ante él empecé a acariciarlo: su mirada triste y asustada empezó a cambiar.

Lo monté en el coche sin saber muy bien lo que debía de hacer, me lo llevé a casa, curé su herida, le di de comer y lo bañé, el brillo de sus ojos lucían como la plata recién pulida quedándonos fijamente hipnotizados, por un momento ya tenía su nombre en la mente..PLATERO...pero era una locura aunque ya no tuviese que dar explicaciones a nadie no era bueno para Platero que viviese conmigo, no había imaginado nunca tener a un burro en mi casa, pero sentí que no podía deshacerme de él.

Sabía que por lo menos íbamos a tener un gran día, quería enseñarle algo que seguro que jamás había visto, fuimos al castillo, salto, corrió y comió todo lo que quiso. Estaba impactado de ver tantas fallas aunque el ruido de la mascletá no le gustó mucho, fuimos a comer churros con chocolate para entrar en calor y aprovechamos para ver los fuegos artificiales.

No paré ni un momento de acariciarlo y besarle y a él le encantaba, se le veía muy feliz solo habían pasado unas horas desde que lo encontré y ya no era el mismo.

Llegaba la noche y mi alegría se iba apagando porque sabía que tenía que buscar un lugar en el que viviera Platero, debía asegurarme que estuviera en las mejores condiciones posibles y recordé que los padres de mi amiga tenían una cuadra donde sabía que iba a estar mejor que en mi casa, no queríamos separarnos ni un segundo pero ambos sabíamos que no era el lugar más apropiado. Desde entonces no he dejado un día en estar con él, lo visito todas las mañanas aunque no viva conmigo siempre será Mi Platero mi gran amigo y fiel compañero.



LUCIA JIMENEZ RAMIREZ GES II NIT

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