Platero
eres bondadoso como el paisaje soleado de un día de primavera,
generoso como el mejor árbol frutal, obediente como el amanecer,
inocente como la sombra de un jilguero; pero inexperto en maldades
sibilinas.
Ya
tienes algunos años, dentro de poco podrás votar y no deseo que
actúes como un burro, muy burro. Por eso, quiero advertirte que en
este mundo existen políticos corruptos. Son
personajillos con facilidad de verbo que con sus cantos de sirena y
promesas hedonistas quieren engañarnos para conseguir sus fines más
ruines.
Son
campeones de la usura, coleccionistas de pecados, discípulos
aventajados de Maquiavelo, compradores de conciencias, vendedores de
humo, mercaderes del hambre, contrabandistas de la salud, piratas de
la enseñanza, amigos de lo ajeno, enemigos de la caridad, virtuosos
del cohecho, artistas de la prevaricación, especuladores parásitos,
vampiros de nuestro salario, creadores de necesidades ajenas para
lucrarse, fabricantes clandestinos de injusticias que utilizan el
nombre de Dios para justificar sus tropelías.
Son
esos que usan la expresión "hemos hecho lo que debíamos hacer,
como no podía ser de otra manera". Son el cáncer de la
democracia, la peste que padece la sociedad y contamina a los pobres
infelices, son los que apelan al sacrificio de los demás en su
propio beneficio.
Platero,
huye de estos predicadores de la mentira y de sus acólitos, si no te
quemarás con ellos en el averno y Mefistófeles te cocinará con su
tridente en las calderas de Pedro Botero. Escucha a los nobles de
corazón, al humilde que se gana la alfalfa igual que tú con el
sudor de su frente y gozarás del Bien eterno.
Antonio
Cebrián Gil, 17-01-2014
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