El burrito Platero,
como todos los días,
va de paseo
buscando comida.
Es tan suave,
es tan bonito,
que todo el mundo
quiere
tocar al burrito.
Su pelo gris y
blanco,
sin más color,
lo cubre como un
manto
que brilla como el
sol.
Sus ojos oscuros,
grandes y brillantes,
son tan profundos
como lo eran antes.
Con los niños juega,
por el campo corre,
en la hierba se
restriega,
las flores se come.
Nosotros lo queremos
porque es cariñoso,
también muy bueno
y muy mimoso.
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