Platero y él

Platero y él

martes, 11 de febrero de 2014

A Platero




Platero, hoy he abierto el baúl de los sueños y se ha reavivado en mí el deseo de corretear juntos de nuevo por esos campos de Moguer que en la lejanía me descubriste un día.


¿Recuerdas? Fue un domingo cualquiera, de un otoño lejano, cuando el jacarandá y el ceibo sesteaban. Fue allí, junto a la muda fuente del patio de la escuela que te acercaste a mí, tímidamente. Llevabas en tu alforja racimos de palabras, guirnaldas de poesías, sinfonías policromadas entre copos y viñas. Acaricié tu cálido hocico teñido de moras y carbón y me contestaste con un prolongado rebuzno que atravesó espacios y distancias.


Allí, aquel día, comenzó nuestra andadura, este caminar incierto sin saber adonde vamos, ni adonde al fin llegaremos. Y aunque a veces esta sociedad consumista, mutante y absorbente nos haya distanciado, puedes estar seguro, Platero, de que en mis duermevelas siempre has permanecido junto a mí.


Por eso hoy, cuando este camino plagado de abrojos se va estrechando, quiero sentirte aún más próximo. Que tu frágil cuerpecillo de plata y luna se funda con el mío, entre átomos, azucenas y lirios.


Y al final del sendero nos reencontraremos con los sueños perdidos y las locas quimeras de viejas utopías. Colmaremos con ellas el serón y nos vestiremos de arco iris para sumergirnos en galaxias lejanas, infinitas, viajando con el tiempo.


Tú y yo, Platero, trotón burrillo mío, ya por siempre… fundidos con el alba.


 
                                                                      ROSARIO  REAL  SALCEDO  -  Puerto  de  Sagunto,  enero  2014


  
                                                              



                                                                                                   










No hay comentarios:

Publicar un comentario