Platero y él

Platero y él

domingo, 9 de febrero de 2014

ENVIDIA DE PLATERO

Voy a dejar de salir a pasear con Platero. Cuando caminamos juntos por la playa o por las calles del pueblo noto que, cuando nos mira la gente, no se fijan en mí, sino solo en Platero. Comprendo que él es joven, guapo, con un color de piel brillante que rezuma elegancia y señorío, mientras sus orejas, altas y brillantes, resplandecen bajo el sol de la mañana; pero lo que más llama la atención es su caminar alegre, que parece que sus cascos tan siquiera tocan el suelo al andar, más parece que flotase por el aire, como las flores mecidas por el viento...En cambio, yo soy viejo y feo. ¡A quién va a mirar la gente?... Los niños a él le acarician por las calles, a mí, me miran como un torturador de animales al llevarle atado con una cuerda... Tengo envidia, celos de Platero... Estoy pensando en salir yo solo, para ver si la gente me mira con un atisbo de admiración y de ternura, tal y como le miran a él... Logro que me parece imposible conseguir... ¡Pero le quiero tanto, que no me importa que sea él el blanco de todas las miradas!... Yo seguiré caminando junto a Platero como un ser querido y no me importará que la gente le admire, porque al hacerlo, parte de ese sentimiento me alcanza también a mí...

                   Miguel Albert  8 de febrero de 2014

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