Platero y él

Platero y él

lunes, 17 de febrero de 2014

¿Eres tú, Platero?



Engañáseme la vista o no, cuando en esos días donde el corazón de Sagunto vuelve a sus ancestros y maquilla el color de sus calles de luz artificial por el color de luz natural de velas y candelabros y en donde cristaleras destelleantes se esconden tras telas multicolores a modo de cobijo,  tablones de madera deformes esperando dar sosiego a multitud de artesanos que a base de golpe de martillo ponen su corazón en dar forma a sus ideas.
Olor a brasas, humo a carne quemada y sabor  a vino mientras niños corren por sus calles con espadas de madera soñando ser algún día grandes caballeros medievales.
Fue entonces donde en una de esas casetas donde un artesano mojado en sudor daba forma a fuego lento a uno de los zapatos de un burrito color gris.
¡No puede ser!, exclamé para mis adentros, yo lo vi, yo vi cómo dejaba de ser tierra para convertirse en aire, pero ese burrito que tenía enfrente era su espejo.
¿Habría logrado Platero junto a su Virgilio atravesar los nueve círculos del infierno dejando atrás a herejes, perezosos, coléricos y ávaros?
De ser así habría purificado su espíritu en el purgatorio y habría alcanzado el paraíso.
Ese era mi deseo, un deseo pasajero que al volver a abrir los ojos se habrá desvanecido como humo de ascuas.


              Marcos Rodríguez Sanchis    GESII NIT

No hay comentarios:

Publicar un comentario