Es un burrito
pequeño, peludo de color blanco como el algodón en rama me lo
llevoal campo por las mañanas. A él le gusta ir al trote,
mordisquando las flores con el rocío mañanero, y así nos pasamos
los horas al sol recíen salido.Yo le hablo como si fuera mi hermano
pequeño, lo llamo y acude a mí como si me entendiera y es que ya
me ve en la mano que le estoy enseñandouna naranja, que le gustan
tanto.
Platero,para
mi es un amigo fiel cariñoso y lo pasamos estupendamente en el
campo, lejos de los chiquillos que no hacen nada más que apedrarlo
y reirse de él.
Cuando nos
íbamos para casa pasamos por debajo de una huiguera y él se paró
en seco mirando para las brevas, y mirándome fijamente a los ojos
me quería decir con su gesto que le alcanzara unas cuantas para
comerselas lo que yo entendí al instante y así lo hice. Cuando se
las comió se puso tan contento que empezó a corretear a mi
alrededor como dándome las gracias por el detalle.
Antes de
llegar a casa, por el caminounos chiquillos ya volerotes intentaron
molestarlo tirándole piedras, y me tuve que poner serio con ellos
para que me lo dejaran tranquilo al animal que ya venía cansado,
del campo.
Al llegar a
casa lo lavé y lo cepillé, le dí de comer y comiendo se quedó
dormido como un bebé y yo le miraba y se me caía la baba, y
bailaba de alegría y gozo de ver a mi Platero tan plácido y
tranquilo y así terminó la mañana de ese día que era sábado.
El Domingo nos
fuímos al campo de un familiar y nada más llegar se puso a
corretear y a revolcarse y, como tiene sembradas zanahorias y
naranjas ,se puso a comer hasta que se hartó y nosotros, mientras
tanto, nos estábamos comiendo una paella y Platero descansando, y
ya dimos por terminado el domingo. Andando nos fuímos para casa y
después de lavarlo y cepillarlo bién, lo dejé traquilo en la
cuadra tumbado a punto de quedarse dormido.
José Pérez López
Cultura General
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