PLATERO
Me remonto a los años
ochenta. Mis mis hijos eran pequeños y todos los veranos en el mes
de agosto nos íbamos a un pueblecito muy pequeño de la provincia de
Extremadura a casa de un tío mio. Él tenia un burro marrón muy
bonito que a mis hijos les gustaba mucho jugar con él. Platero,
que así lo llamaban, parecía que sabía cuando llegábamos. Unos
días antes se ponía nervioso. Ellos no le dejaban en paz, cuando
no era uno era el otro el que estaba subido encima de él, para dar
vueltas por el pueblo. Lo llevaban a los pilares a beber agua a mi
me daba mucha pena cuando le tapaban los ojos para sacar agua del
pozo con la noria para regar el huerto. En aquella época había
burros casi en todas las casas.
Josefina Majanda
Cultura General
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