Platero y él

Platero y él

domingo, 23 de febrero de 2014

Evocando a mi Platero

Recuerdo cuando era niño y me colaba por debajo de tu panza redonda, jorobándote, enredándome por tus patas, provocando alguna patada de tus pezuñas afiladas, y ellas ni se estremecían; cuando jugaba con el meneo  de  tu fina cola, cuando me colgaba de tu cuello, cuando tocaba tu hocico gris y sobre todo me hacía  mucha gracia cuando masticabas,  porque parecía que dialogabas. Cuando te montaba era porque descansabas, simulaba que galopaba y tú nunca te quejabas. Me agarraba  a tus orejas largas, redondeadas, aterciopeladas y  tú rebuznabas, como queriéndome decir que te molestaba.
Recuerdo con alegría aquel día que  pasamos  por el arroyo, oyendo las pequeñas cascadas  de fondo  y a  los peces desapareciendo cada vez que pisabas  y yo te abrazaba cada vez más fuerte por miedo a caer al agua, y tú como si  nada. Cuando te cepillaba  a la orilla del arroyo y nos invadían los colores del otoño y yo te salpicaba  con el agua y mi alegría y tú sacudías tu cabeza ancha  de un lado a otro y gritando lo que parecía un rugido, enfadándote y confesándome  que el agua no te gustaba nada.
Mi Platero fue mi entretenimiento natural, mi juguete especial y un recuerdo tierno de mi niñez.

                                              
                                        Ramón Manzano Ruiz GES - II - Tarde

No hay comentarios:

Publicar un comentario