Era domingo de pascua, me levanté a las nueve de la mañana, me vestí para
pasar un día en el campo con Platero y la familia.
Nada más subir a la caseta, lo
primero que hice fue saludar a Platero y almorzar los dos juntos para coger
fuerza.
Platero y yo jugamos al dominó
y a las cartas mientras nos tomamos unas cervezas al sol, hacia al medio día nos
preparamos para hacer la paella de rigor, ya que a Platero le encanta el arroz
acompañado de un buen vaso de vino de rioja que realza su sabor. Después de
comer nos fuimos a pasear, recorriendo los senderos y buscando espárragos
trigueros, le enseñé las mariposas, hormigas, lagartijas, las plantas…, jugamos
con los niños de la montaña, bailamos,
cantamos todos sin cesar, en la tarde nos preparamos la merendola de pascua con
su panquemado, la torta de pasas y nueces, el chocolate y las monas.
Al terminar de merendar, Platero se dio un baño y se puso el pijama, pues
se tenía que ir a descansar, me despedí de él como un día más.
Me marché a casa, vi un rato
la tele y me fui a soñar con mi burro Platero al que yo quiero más.
Carlos
Guanter Gracia, GES II noche
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